La manifestación de ayer dejó en claro la lucha de poderes fácticos que existe entre el mismo partido en el poder; una escenificación que causa más miedo que la propia puesta en escena.
El canto del Anáhuac (44) / Opinión
Por: Apolinar "Poli" Xíncatl
“¡¡¡Aaaaaayyyyy mis hiiiiijooosss!!!” Se escuchan (o
deberían escucharse) los lamentos horribles de una sociedad engañada que tuvo
que soportar encerrada hasta cinco horas en su coche o caminar kilómetros luego
de descender del transporte público para
llegar a su casa, porque ayer se registró otro bloqueo en el crucero más
importante de esta delegación.
Viernes, lloviendo, manifestación y todo como parte de un
bonito cuento de política ficción escenificado por los actores de siempre, no
los que se presentan cada noche desde hace 21 años en Cuemanco, sino los que
han tomado el poder desde hace 17 en la administración local.
No, no es La Llorona
buscando a sus hijos, es el PRD defendiendo el hueso. Y no sabemos si eso da
más miedo que lo primero.
Ayer por la noche, usted y yo fuimos presa de una de las
primeras acciones políticas que se van a llevar a cabo en Xochimilco como parte
de una verdadera batalla por llegar al poder. Ayer, lo que usted y yo vivimos
no fue una clausura de una obra de teatro, fue la demostración de músculo de un
grupo que no tiene el poder, encabezado por José Carlos Acosta (desde siempre
muy cercano a Avelino Méndez, quien ahora forma parte de Morena) y otro
politiquillos que ya han tenido la oportunidad de disfrutar del poder en
administraciones pasadas.
Su rival, el actual delegado, aunque deberíamos decir, el
actual “grupo” que quiere refrendar el poder, y que demostró poca madurez al
dejar al frente de la delegación a un secretario particular (Ulises Cedillo) que
dejó en claro que todavía sigue “muy verde” para sentarse en la silla de honor.
Y desde luego hubo un ganador.
El problema no es que el vencedor haya salido con banderas
desplegadas y logrado su objetivo, que era desestabilizar a la sociedad,
escondiendo el golpe mediante una obra teatral, sino que no es el único grupo
con aspiraciones delegacionales y falta todavía saber cuál va a ser la
estrategia de este combinado para antes de las elecciones de 2015.
Es increíble que a menos de siete meses para las elecciones
intermedias para delegado, y diputados locales y federales, el PRD tenga a
cuando menos, cinco aspirantes a dirigir la demarcación, Ulises Cedillo,
Roberto Ocaña, Ana Julia Hernández, Angelina Hernández y hasta Faustino Soto, pero
ninguno “se apunta” para los otros puestos de elección popular.
Por ahí suenan nombres como el del ex delegado Uriel
González y Juan González para regresar. Y todavía falta saber, qué va a decir
el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera y la corriente de Los Chuchos sobre
esta demarcación.
Sin embargo, el problema no es que sean los mismos
protagonistas de siempre en la misma
puesta en escena de cada tres años, el problema es que la corrupción del partido
los ha rebasado a todos. El PRD ya no puede llenar la mano de quien la ha
estirado durante casi dos décadas, de un partido que ha promovido el “no hagas
nada, solo estira la mano que yo te lo doy”.
Y también nosotros, como sociedad, tenemos la culpa de esto
que nos pasa. No por votar por el mismo partido, sino por dejarnos engatusar, porque
la corrupción viene en cascada, llega desde los altos mandos partidistas, y
baja por los delegados, asambleístas y luego por los coordinadores
territoriales, luego los líderes sociales, y finalmente le llega a usted, o a
mí, mediante una bonita cobija, o una nada nutritiva despensa.
Y eso lo hacen todos los partidos, pero la diferencia es que
a los coordinadores, les ofrecen un puesto, a los líderes efectivo, mucho
efectivo, y a usted a mí, una cobija.
¿Quién tuvo la culpa del cierre de anoche? Todos. Desde la
delegación, hasta los ciudadanos por dejarlos seguir ahí. Porque durante tanto
tiempo hemos permitido que nos traten como quieren, porque mucha gente ha
estirado la mano y le han dado de comer o de vestir o educación y se lo han
disfrazado de ayuda, cuando es algo que están obligados a dar.
Así que la próxima vez que se pase cinco horas en su coche,
estacionado sobre Prolongación División del Norte, o tenga que caminar
kilómetros enteros para llegar a su casa porque el microbús ya no puede seguir
adelante, o venga todo apretujado en el Tren Ligero porque es la única opción
para entrar a Xochimilco, no le eche la culpa a quien cerró la avenida, piense
en qué hicimos nosotros como sociedad para merecer esta falta de respeto.
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