La jefa de gobierno capitalina anda soñada presentándose en esta alcaldía de forma constante, comprando espejos que le vende el propio José Carlos Acosta
Héctor Aguilar
No sé si usted querido lector, se ha dado cuenta, pero la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum (doña SHAME) se ha apersonado en cuando menos siete ocasiones en eventos realizados por la alcaldía Xochimilco, en los últimos cinco meses y la pregunta que todo mundo se hace es “¿Por qué?”.La respuesta tiene varios matices, pero el principal es la
venta de espejitos que ha realizado con gran ahínco el actual encargado de la
alcaldía, José Carlos Acosta, quien no solo la he llenado de besos y apapachos en
sus visitas, sino que le ha construido un circo mediático a su alrededor, en
cada visita.
Tras
la durísima derrota de 2021, cuando Morena [P1] perdió
9 de las 16 (entonces) delegaciones y que removió las bases de ese partido en
la capital, Acosta Ruiz tomó la determinación de “negarlo todo”, aprendido muy
bien, por cierto, desde el Palacio Nacional, donde el propio López Obrador
maneja con mucha calidad “el negarlo todo y aquí no pasó nada”, a pesar de que
la propia gente observa que todo se está cuarteando y en algunos casos cayendo
a pedazos.
Todo comenzó en ese mismo año, cuando Acosta Ruiz sudó la
gota gorda (y se dice que gastó más de 15 millones de pesos en pagar el voto)
para quedarse “de milagro” otros tres años en Xochimilco, ante el embate de la alianza
PRI, PAN PRD, que se quedó a mil votos de obtener el triunfo.
Para “taparle el ojo al macho”, lo primero que hizo Acosta
fue “acercar” a la jefa de Gobierno, a quien los apapachos de Obrador la
colocan como una posible candidata a la presidencia por su partido, (nada mal
para un personaje que estuvo a punto de perder el poder fáctico en esta
alcaldía). Sus arrumacos fueron convincentes con doña Sheinbaum,
quien se dejó querer y pronto ya estaba inaugurando parques en Cuamanco, un
puente de lenta circulación en esta misma zona, negociando con mujeres para su
campaña política y hasta visitando invernaderos en Día de Muertos y Navidad.
De hecho, la jefa de gobierno, aseguró en Santa Cruz Acalpixca, en una sesión que iba a ser privada, pero que alguien desplumó en redes sociales, que “si quería ser presidenta”. Lo dijo en Xochimilco, cuando tiene todo el poder para hacerlo en otras alcaldías donde cuenta con mayor número de votos.
También hay que recordar que Acosta Ruiz le acarreó a más de
20 mil personas en una de sus tantas visitas, para tenerla contenta, y como a
la otra casi no le gusta el apapacho, se quedó feliz, y convencida de que en
Xochimilco la adoran.
Sin embargo, ¿la señora Sheinbaum
ya se habrá dado cuenta de que todo esto en realidad es una falacia, un juego,
un truco, una mentira, creada por el mismo personaje que maneja el edificio de
la alcaldía?
Estas son las razones por lo que se afirma lo anterior:
v
La señora vino a Xochimilco antes de la
realización de las elecciones de 2021 y generó mucho interés, muchos la
siguieron y fueron a su mitin, pero a la hora del voto, casi pierden la
elección.
v
José Carlos Acosta es uno e los alcaldes peor
calificados en todas y cada una de las encuestas que se publican por parte de
medios nacionales y agencias de noticias.
v
Los vecinos de esta alcaldía no ven mejora en
ningún sentido, ni en infraestructura, ni en materia de vialidad, mucho menos
en seguridad y un factor terrible para la Sheinbaum
es falta de interés en solucionar las desapariciones y los feminicidios.
¿Qué clase de apoyo es ese para una posible candidata
(mujer) que no muestra empatía durante sus visitas con las propias mujeres?
Que viene a subir la mano, saludar con una gran sonrisa y rodearse
de gente, mucha de ella que no es de Xochimilco, sino que viene de lugares como
Iztapalapa, Mila Alta y la que todavía la sigue de Tlalpan.
Se entiende que la señora está en un momento soñado (ya
hasta anunció su próxima boda), que le gusta el apoyo de los paleros, que tiene
el espaldarazo de López Obrador, pero que vive en un mundo de ilusiones, al
igual que el presidente. Un mundo de ilusiones como el que le está creando
Acosta Ruiz, quien ha demostrado que no solo es bueno para la pachanga, sino
también para hacerle creer a la gente que tiene respaldo, cuando estuvo a punto de perder la alcaldía por menos de mil
votos.