-El camposanto espera miles de visitantes para la celebración
- Gente acude antes para adornar las tumbas
- Gente acude antes para adornar las tumbas
to y fotos: Héctor Aguilar
Una vez más se acerca el día en que
los mexicanos recordamos y celebramos a los que ya fallecieron; una vez más las flores de colores y objetos personales de quienes ya están "en mejor vida" surgen y como cada año, los panteones del DF lucirán sus mejores galas, colmados hasta el tope, de visitantes.
Tal es el caso de uno de los cementerios más grandes de la delegación Xochimilco, el de Xilotepec, al cual acudimos previo a esta celebración para observar cómo iban los preparativos para los dos primeros días de noviembre.
En nuestro recorrido nos dimos cuenta que ya varias familias se han adelantado al festejo y muchas de ellas, tal vez para evitar los congestionamientos vehiculares, las largas filas para tomar agua, los miles de visitantes o simplemente por llegar primero, ya colocaron todo tipo de recuerdos para sus muertos, desde globos, flores, recortes, comida, vino y fotografías, hasta la limpieza de la lápida o del mausoleo, según sea el caso.
También platicamos con un hombre que ha visto de todo en sus 39 años trabajando en este panteón; don Cirilo García cuenta con voz baja pero firme, cómo han sido sus casi cuatro décadas como sepulturero.
"Aquí la gente viene a recordar a sus familiares, el Día de Muertos viene más gente, no sé cuánta, esas son cosas que hacen los periodistas, la gente, nosotros sólo sabemos que viene mucha gente, miles, no sabría decirle un cálculo estimado".
Muy consciente de sus palabras, cuestionamos a don Cirilo sobre el tipo de celebración que se lleva a cabo en esas fechas: "Tenemos de todo, gente que renta camiones enteros y viene a pasar la noche con el muertito, algunos traen mariachis, otros conjuntos de música, algunas otras personas traen su guitarra y le cantan la canción preferida al difunto. Traen a los niños para que recuerden a la persona que falleció, hay de todo", señaló.
Y claro, no pudimos dejar de preguntarle cuántas veces ha tenido que enfrentar eventos "extraños" durante su estancia en el cementerio: "Pues fíjese que llevo aquí trabajando 39 años y yo nunca he visto nada. Hay compañeros que afirman que hay muchas historias en este panteón, los perros que viven aquí a veces ladran por las noches, pero yo, en particular nunca he notado algo raro".
Sin embargo, sí aceptó que las historias de sus compañeros son muy reales: "Hace muchos años sí se oían muchas cosas. Una vez hubo una especie de pequeño tornado que se formó allá atrás, en el panteón viejo, los perros comenzaron a ladrar, era la mañana, y este tornado llegó hasta el camino, pero cuando los perros iban tras él, cambió de rumbo y se les fue encima, los animales salieron corriendo y luego lo volvieron a perseguir, la gente que estaba en las bodegas haciendo guardia salió a ver qué pasaba y se volvieron a meter rápido cuando notaron que ese aire iba directo hacia su bodega", dijo en medio de una risa contagiosa.
"Hace muchos años sí pasaban cosas, pero ahora ya no. ¿O será que ya nadie cuenta lo que ve por temor a que piensen que están locos?", se preguntó, y volvió la carcajada.
Lo cierto es que estas fiestas son una de las costumbres más arraigadas en nuestro país, más aún en regiones del sur de la capital donde todavía se conservan los valores mucho más cercanos que en otras zonas del Distrito Federal.
Finalmente, el señor García nos previene: "Hace un año nos cayó un aguacero, si las personas vienen a velar esos días, vengan preparados".
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