Por: Héctor Aguilar
Llegaron los últimos días de enero y por lo tanto la famosa Fiesta
de Xaltocán, la cual se ha convertido en un verdadero problema vial para miles
de personas que regresan por las tardes y noches de sus trabajos y escuelas,
para quienes durante el mediodía no pueden avanzar con naturalidad por una de
las avenidas principales de Xochimilco, Prolongación División de Norte, y un
lío para quien ose llevar a sus criaturas al hospital materno infantil que se
encuentra en ese lugar o pedir ayuda a los bomberos de San
Lucas. Llego la feria de Xaltocán, llegó el terror.
Durante tres semanas, las miles de personas que tienen la
necesidad de pasar por el cruce de Prolongación División del Norte y 16 de
Septiembre tendrán que soportar, como cada año y en mayor medida, la
festividad, una de las más añejas de Xochimilco, y a la cual le urge una
reestructuración.
Las autoridades señalan que son usos y costumbres de los
pueblos, pero su situación es muy cómoda, ya que cuando se presentan este tipo
de celebraciones están de acuerdo en cerrar dos avenidas principales y afectar
a automovilistas, usuarios de transporte público e incluso ambulancias y
cuerpos de emergencia que deben pasar por ese sito.
Pero cuando se trata de justificar la venta de enormes
parcelas, la apertura de centros comerciales o la puesta en marcha de diversas
obras, entonces los usos y costumbres no son el objetivo primordial y pasan a
segundo término, pero cuando se trata de darle pan y circo al pueblo, éstos son
justos y deben respetarse.
Desde hace años la gente se ha manifestado para que los
juegos y romerías se realicen dentro de la plancha del Deportivo Xochimilco, de
esta forma no se afectaría a quienes deben pasar, no porque quieran, sino
porque deben llegar a sus hogares, pero esta justificación (la de los usos y
costumbres) ha dejado que la feria se siga realizando en el mismo sitio, sin
que haya respuesta ante las constantes protestas generalizadas, de gente de
pueblos tan lejanos del lugar como Tulyehualco, San Gregorio, San Lorenzo,
Nativitas y del propio Xaltocán.
La forma más barata y necia de deslindar responsabilidades
de sus organizadores es y seguirá siendo: "Pues si no les gusta, váyanse
de Xochimilco. No vivan aquí". Pero esa frase ya está muy desgastada
cuando casi el 70 por ciento de la gente que habita Xochimilco no es nacida ni
criada aquí, según datos del INEGI.
Seamos claros, la feria estorba.
Ya no vivimos en los años 40, cuando había dos autos por
km2. En Xochimilco hay más de 420 mil personas que requieren que alguna autoridad
se faje los pantalones y promueva una transformación de la feria. No deseamos
que se termine con esta tradición, es parte de la estructura social de
Xochimilco, pero sí que haya cambios en beneficio de todos y no solo de algunos
cuantos.
¿Usos y costumbres es vender cerveza a menores de edad? ¿Promover el ambulantaje? ¿Quedarse tres
largas semanas estorbando el paso con la ayuda incluso de unidades policiacas?
No señores, la feria de Xaltocán es tradición, humildad,
festejo al santo patrono y eso se puede hacer en menos días, y en otro espacio
público.
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