Por: Lupita Sanhcez
Muchos son los casos en los que un aspirante a algún puesto
de elección popular, pierde los estribos cuando llega al poder. Pero poco son
los que consideran subirse al ladrillo antes de convertirse en ganadores.
Al aspirante se le están las puertas de la alcaldía. |
En Xochimilco esto ha pasado en varias ocasiones, recuerdo
bien el caso del entonces candidato del Partido verde, Sergio Flores, quien obtuvo una alta suma de votos en las
elecciones para delegado de 2015; en ese entonces, había otra gran sorpresa por
parte del novedoso Movimiento Naranja, que tenía a Roberto Ocaña como aspirante. La meta era vencer al recién fallecido
Avelino Méndez, quien traía fuerza
con Morena.
Si ambos contrincantes se hubieran unido en ese entonces,
don Avelino nunca hubiera cumplido su meta de ser delegado, pero el ego de
ambos, tanto de Sergio como de Ocaña, no les permitió llegar a acuerdos y ambos
fueron vencidos por el ex diputado.
Hoy ocurre algo parecido en las elecciones 2021, donde un
muy apresurado y siempre sencillito Ulises Cedillo, se encuentra a un paso de quedarse sin NADA, por el ego que ya todos le conocen (yo no tengo el gusto).
Todos lo ubicamos del lado de Morena, pero nada más lejos de la realidad. El ajedrez
político se juega en toda la CDMX y Xochimilco se ve afectado por otros
movimientos. Xochimilco está lleno de “peones” y Ulises es uno de ellos,
mientras que, en otras alcaldías, juegan la reina, los alfiles, los caballos y
el rey.
El Divo de Santiago
no comprende que su “patrocinador oficial” está mucho más entretenido jugando
en otra Alcaldía, donde ya colocó a su reina y de donde piensa sacar todo el jugo posible. En sus negociaciones El rey (de las ligas) obtuvo todo, pero
perdió todo lo demás, y entonces Cedillo se quedó sin fuerza en Xochimilco y
ante la necedad del actual alcalde, José Carlos Acosta de buscar la
reelección, porque le han hecho creer que sí lo va a lograr, cuando en ninguna
encuesta aparece arriba del lugar 15 para hacerlo, el “hueso” comienza a
levantarse en vuelo (como mis aspiraciones por ganar el Melate).
Y decimos que el ego mata, porque Cedillo no coopera con
otros partidos, donde le están abriendo la última puerta que queda, porque su
corta visión (o los compromisos que ya carga) no le permite ver más allá de la alcaldía. Se monta en su macho y
no agradece lo que todavía tiene.
¿Se ha fijado usted que las bardas donde se anunciaba ya no
están rotuladas? Quizá compró demasiados litros de rojo oscuro, y los va a tener
que ir a cambiar por otro color más medioambiental.
Y la otra opción es renunciar a su berrinche (quiero decir,
sueño) e irse a otra Alcaldía, donde seguro le espera un buen botín (digo,
empleo) si gana la reina.
Pero en Morena ya no, ya no hay esperanza, porque hay muchos aspirantes y un cacique
que prefiere perder la silla, pero no dejársela a nadie más de su propio
partido.
Al tiempo.
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