No serán los partidos políticos los que se vean inmersos en
una lucha por tener el derecho de redactar la nueva Constitución de la Ciudad
de México, no será el escrutinio final de las 18:00 horas, el que decida al
ganador, aunque sí tendremos un vencedor, pero el abstencionismo será el
fantasma que se impondrá este 5 de junio.
Así lo reflejan tres importantes puntos, las encuestas que
nos dan como resultado que la gente, el electorado no conoce para qué va a
votar mañana domingo, el trabajo de los partidos políticos y hasta nuestra
humilde encuesta, que refleja muy poco interés por salir a las casillas.
La gente de la calle, la que día a día se "rompe el
lomo" para vivir menos que decentemente, no tiene conocimiento de para qué
van a requerir su voto, de hecho, muchos de ellos ni siquiera conocen que este
domingo hay elecciones.
La lucha interna de los partidos políticos, tampoco ha
tenido eco entre la sociedad que los considera herramientas sin beneficio, mientras
que lo que debería ser una motivación para volverse constituyentes se ha
convertido en una lucha encarnizada por el poder, es decir, para redactar la
constitución en favor de sus partidos y no de la población.
Y finalmente, en nuestro Xochimilco, con menos de 50 votos
no tenemos partido ganador, alguna ventaja para el tricolor, pero ante el
escaso interés no podemos determinar a un vencedor.
PRESIÓN Y DINERO; MUCHO DINERO
Platicando con gente en la calle, nos dimos cuenta que no se
conoce el para qué se va votar. Vendedores ambulantes nos contaron que se han
acercado todos los partidos, pero muchos de ellos no se van a presentar a votar, aunque les hayan
dicho que si no lo hacen perderán sus lugares.
"Ya sabemos que de todos modos alguien nos va a querer
quitar, pero ellos necesitan de nosotros, porque cada tres años hay elecciones,
y nos hemos convertido en su ayuda permanente. Nosotros no nos acercamos a
ellos, más bien ellos vienen cada tres años a pedirnos nuestro voto", dijo
César Ramírez, líder de vendedores en Xochimilco.
Y esto se ha reflejado en todos los sectores, por ejemplo en
la propia delegación, hay trabajadores de base que se han opuesto a la presión
del PRD:
"Nos están diciendo que si no votamos por Juan Ayala
nos van a quitar las plazas, cuando no pueden hacer eso, cuando se dieron
cuenta que no les creíamos nos dieron la vuelta, y nos dijeron que si votábamos
por ellos, nos iban a mejorar las prestaciones, y a subir el sueldo. Entonces
ya no es lo mismo verdad. Ahora ellos tienen que cambiar su discurso político,
no de amenazas sino de mentiras para lograr el voto", nos aseguró Bertha
R.
El problema vino cuando encontramos a personas del mismo PRD en Xochimilco,
quienes han estado en otras elecciones, y confirmaron categóricamente: "De
hecho, para asegurar que la gente vote por nosotros la estrategia cambió, se ofreció
dinero, ya existe una planilla en donde los coordinadores que se escogieron
para ello desde hace semanas, tienen que poner sus iniciales para entregarla a la candidata que
se postuló para delegada por el PRD en 2015. Ellos tienen que sacarle una foto
al voto con la copia que les dimos y presentarla a la candidata. Cuando
comprueban que llevaron a sus 30 electores y que votaron por el PRD, te pagan
tu dinero".
Cuando le mencionamos que de ser cierto esto sería un delito electoral, y que
por qué no se había denunciado ante las autoridades correspondientes, la fuente
del partido simplemente respondió: "Porque prometieron mucho
dinero".
Sin poder comrpobar sus declaraciones, la fuente únicamente nos facilitó una copia de una de las supuestas planillas que se entregaron. Por otra parte, para comprobar si este comentario era cierto, nos pusimos en
contacto con la propia candidata constituyente Ana Julia Hernández, vía msn, ya que la fuente fue quien la mencionó, pero no obtuvimos respuesta.
Así que si este domingo usted tiene interés en ir a votar, o
en llevarse una lanita como en cada elección, no olvide que se votará para
seleccionar a los 60 candidatos que tendrán la responsabilidad de redactar la
Carta Magna de la CDMX, una responsabilidad que parece más un botín político
que un verdadero ejercicio democrático y de responsabilidad histórica.
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