Luego de que José Carlos Acosta determinara el uso obligatorio de cubrebocas para entrar a los edificios de la alcaldía, la jefa de gobierno le leyó la cartilla y lo reprendió públicamente.
Alejandro Macías
Como si se tratara de una burla y dando un claro mensaje de
que el apoyo se le está acabando desde el palaciocentral de Gobierno en la
Ciudad de México, José Carlos Acosta fue blanco de durísimas críticas en redes
sociales y en los más altos niveles de gobierno, cuando en menos de una hora
Claudia Sheinbaum lo "reprendió" por convertirse en un
"represor" que buscaba hacer el uso del cobrebocas obligatorio para
quienes visitaran los edificios de la alcaldía Xochimilco.
Cual pollito mojado, el alcalde tuvo que "comerse su
orden" cuando desde el Zócalo llegó una mayor, que de ninguna manera se
iba a permitir que se tomarán medidas coercitivas contra la libertad (que
nuestros grandes próceres de la patria nos han dejado y por el libre albedrio
por el que tanto habían luchado, exageramos, claro), por lo tanto, no se podría
exigir que la gente porte cubrebocas, a pesar de que llevamos un año de
pandemia.
Resulta increíble que después de un año de emergencia
sanitaria aún el tema del cubrebocas siga siendo nota de todos los días, pero
así es, y más para un gobierno que no quiere echarse la responsabilidad de ser “represor”,
porque eso lo hacían los gobiernos neoliberales.
Pues hoy, le tocó a José Carlos, quien nunca se esperó que
desde el Gobierno de la CDMX le “jalaran las orejas” y como perro que no
entienden le llovieron los toallazos mojados y con un tronido de dedos, se tuvo
que retractar, y más porque el regaño vino desde la propia Claudia Sheinbaum,
su supuesta protectora para reelegirse en junio venidero.
Cual madre enojada luego de que su hijo hiciera una
travesura con la señora que vende los dulces, Sheinbaum afirmó: “Ahora mismo lo
voy a ver, hablarle al alcalde de Xochimilco, porque estoy planteando esta
situación, pero yo no estoy de acuerdo”, expresó la jefa de Gobierno.
Así que habrá que ver quien tiene más peso, si la jefa o el
empleado represor, que, por un lado quiere hacer lo mejor por la salud de los
xochimilcas, pero por otro, se enfrenta a una reacción turbulenta de su
patrona, pero además su único sustento electoral para 2021, donde Acosta buscará
la reelección, que le ha costado cientos de críticas en redes sociales y que
otros aspirantes, incluso un ex delegado, ya han aprovechado para llevar agua a
su molino.
Y este tipo de situaciones no le convienen para nada al encargado de la alcaldía, que, se nota, tiene un cuerpo de asesores de no muy bien nivel, a menos que la determinación se haya tomado de propia mano, lo cual hablaría de un autoritarismo total en esta demarcación. Un alcalde que ya se nota muy sobrado, y que incluso aparece con gafas oscuras en los eventos, como si se tratara de una estrella de cine y no de un simple empleado de gobierno regañado.
0 comentarios:
Publicar un comentario