"Hubo gente a la que se le bajó la presión, otros no sabían dónde esconderse y otros sonreían para la foto, pero por detrás… mentaban madres”, afirman testigos durante la designación.
Héctor Aguilar
“A todos nos mandaron llamar, todos llegamos con buena
vibra, con esperanza, como dice nuestro eslogan en Morena, pero mientras más noche
se iba haciendo, más preocupados veías los rostros de algunos de ellos”,
comentan testigos que acudieron como acompañantes de los aspirantes.
“Ya eran las 22 horas y todavía no se sabía nada, algunos
estaban platicando, pero otros se salían, entraban, caminaban por los pasillos,
mostraban una sonrisita falsa. Ya sabes, abrazos a todos, pero por dentro eran
otros. Se sentía una vibra muy fea por ahí de las 22:30 horas”.
Los precandidatos querían saber por qué se les había citado tan
temprano si la decisión iba a ser ya casi a la medianoche.
“La directiva de Morena estaba en sesión desde temprano,
supongo que examinando los perfiles de cada uno, pero en realidad solo había tres
posibilidades reales. Dos eran mujeres y un hombre.
“Va a ser Flor Ivonne, ya está cantado”, decían algunos, que
se sentían “cobijados” por conocer a la ex presidenta de Morena en Ciudad de
México. “Para mí que Circe lleva ventaja”, comunicaba otra persona. "El Partido
del Trabajo no tiene nada, Morena no le ha dado nada más que el 25 local
(también en Xochimilco), se me hace que va por ahí”, rumoraban, mientras el
nerviosismo se apoderaba de la gran mayoría.
“Va ser hombre, Roberto Ocaña se la va a llevar, van a ver”,
decían otros. Y lo cierto es que de haber sido designado un varón, había muchas
posibilidades de que fuera el empresario de Xochitepec. Sin embargo, el tiempo pasaba,
los minutos se volvían horas, las horas en desesperación y esta misma
desesperación colmaba la mesita de café que era visitada constantemente para “calmar
el nervio”.
De repente salió humo
blanco, una puerta se abrió y la comitiva apareció. Uno tras otro con gran
sonrisa, viendo la expectativa en la que se encontraban los precandidatos.
Sebastián Ramírez, presidente de Morena en Ciudad de México, agradeció a todos
por la larga espera y comunicó la noticia. Sería el Partido del Trabajo y no Morena,
quien llevaría la bandera por Xochimilco.
“La conmoción llegó a los rostros de algunos de ellos. De
hecho, nos cuentan una de ellas casi se desmaya, se llevó las mano a la cara y
en señal de sufrimiento, al más puro estilo de La Rosa de Guadalupe, tomó de
nuevo su lugar desconcertada, confundida, perpleja (léalo bien).
Otros de plano rompieron con la presión dando un puñetazo en
la mesa, en clara señal de desacuerdo con la determinación.
“Hubo gente a la que se le bajó la presión, otros no sabían
dónde esconderse y otros sonreían para la foto, pero por detrás… mentaban madres”,
afirman testigos durante la designación.
En la foto oficial todos contentitos, pero al salir del
recinto, las críticas no se hicieron esperar. Un rompimiento absoluto entre los
morenistas, quienes no se mostraron de acuerdo con la designación. ¿Cómo se
puede romper más algo que ya estaba totalmente fracturado? Así, aunque, claro, cabe mencionar que el
actual gobierno ha dejado MUCHO qué desear en Xochimilco y en realidad, previo
a la designación, no había mucho más por hacer.
Morena estaba desquebrajada y ahora está totalmente dividida, sin apoyo, sin estructura y sobre todo sin esperanza, que fue lo único que guardaban todos y cada uno de los precandidatos. Algo que ya no les queda, ni siquiera en el eslogan del partido.
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