Como cada tres años, cuando se acercan las votaciones para
seleccionar a los representantes de las 16 alcaldías capitalinas, surgen nombre
que ya hemos venido oyendo desde hace mucho tiempo. Ex trabajadores que
llegaron como empleados de poca monta y que en la siguiente administración
crecieron a directores o jefes de departamento regresan ya empoderados y con la
firme intención de hacerse del hueso más grande que hay para muchos.
Por alguna razón las candidaturas a los puestos como
Diputados no resultan tan atractivos para los aspirantes como la alcaldía, suponemos
que debe ser porque traen muchos favores que pagar (algunos de ellos desde
administraciones pasadas) y quieren ser los representantes del poder Ejecutivo
local, no para mejorar la situación de sus pobladores, sino para que amigos,
vecinos y familiares se enriquezcan en puestos que, muchas veces, ni siquiera
están preparados para obtener.
Y eso mismo sucede en este 2020-2021, donde la carrera por
la silla grande comenzó a toda velocidad. Primero fueron los “suspirantes”
llamados “independientes”, quienes no tienen nada de independientes, ya que
todos ellos tienen apoyo de un senador, uno o dos congresistas, o de plano del
gobierno en turno.
Pero bueno, ellos comenzaron con esta ensalada de políticos donde
no hay nada nuevo, con una o dos excepciones, Lo cierto es que la campaña se va
a basar en un pésimo razonamiento, muy pobre, pero que muchos tomarán como
verdad, aquel viejo adagio que reza: “mejor malo conocido, que bueno por
conocer”.
Xochimilco no ha sido la excepción, y este 6 de junio de 2021
los aspirantes (reales, los que traen partido político detrás) serán los mismos
de los últimos 6 años. Se barajan nombres a la alcaldía como Miguel Ángel
Cámara, que ya tuvo el privilegio de ser delegado (en ese entonces) de esta
demarcación; Ulises Cedillo, quien hace mucho ruido y gasta mucho dinero en
redes sociales, pero no deja de ser… Ulises Cedillo (¿o acaso debo decir más?).
Y, por otro lado, una precandidatura falsa, totalmente
delfinezca, de dos o tres precandidatos de Morena, cuando desde hace meses,
trasciende que será José Carlos Acosta, quien busque su reelección, tal y como
sucederá con Tlalpan.
O sea, me quieren decir que debemos votar entre Cámara
(quien ganó su candidatura porque el Vede es una rémora capitalina de Morena en
la CdMx y es quien escuda a Claudia Sheinbaym en la capital); Ulises Cedillo,
quien se convirtió en “la izquierda inexistente” de Xochimilco, pero que en
realidad juega doble papel. Primero era independiente, luego apareció en las
listas del Verde y ahora resulta que es Morena, y José Carlos Acosta. No pues nada
que beneficie a Xochimilco. Pero…
Usted ha notado que, hasta el momento, nos hace falta un
color, uno que no se ha mostrado todavía por ningún lado, uno que podría romper
el cerco, no solo por ser una verdadera izquierda, sino que podría manejar a la
única mujer como candidata a la alcaldía por primera vez desde Estefanía Chávez
Barragán, doctora en urbanismo y quien, por cierto, falleció en enero de este
año a los 87 años.
¿No sería bueno tener de nuevo a una mujer? Y a una mujer
con ese palmarés impresionante como lo fue la arquitecto Estefanía, quien
aunque nació en Laredo, Texas, fue una de las mejores delegadas de Xochimilco,
tanto que por eso no la quisieron en esta localidad.
No sé, se me hace que es tiempo… Se me hace que es tiempo de
regresar a los orígenes, a las Guadalupe I. Ramírez, a las poquísimas mujeres
que se han aventado este problema llamado Xochimilco y que por ahí viene una,
una mujer que tendría mucha expectación, pero también mucho respaldo.
¿Xochimilco está preparado para que a Xochimilco lo dirija
una mujer nuevamente? Yo creo que sí.