Héctor Aguilar
Las filas eran las mismas de siempre, pero ahora fueron los
funcionarios de la alcaldía Xochimilco quienes "acarreados" por el
llamado de José Carlos Acosta, aparecieron desde temprano para colaborar con
los encargados del gobierno de la capital en funciones de acomodo y
restricciones para los aspirante a la vacuna de entre 18 y 29 años en el
Deportivo local.
Hoy tuvimos filas tan enormes que llegaron en diferentes
puntos, a lugares tan diversos como la estación de bomberos de San Lucas, el
acueducto en La Concha y hasta la Pepsi de Prolongación División del Norte,
aunque hoy, sí hubo una buena logística y desde las 6 de la mañana comenzaron a
ingresar al deportivo Xochimilco los jóvenes.
Aun así, las filas seguían siendo muy largas.
Las autoridades "a paso veloz" hacían que los muchachos
ingresaran al deportivo, sin dejar que se afectara las avenidas principales. Incluso
el propio alcalde Acosta apareció en el lugar y con buen ritmo
"arengaba" a los chavos a seguir la fila, como si se tratara de un
oficial de tránsito que solo movía su manita para refrendar el "siga,
siga"... Eso sí, rodeado de sus esbirros, quienes tomaban fotografías y
video para subirlo rápidamente a las redes sociales, donde le han dado muy duro
en estos meses al reelecto jefe de la demarcación.
"Miren, cómo está hoy, ya se puede pasar mucho más
rápido", decía en redes personal de estructura de la alcaldía, tratando de
solventar y salvar un poco el problema que se vivió durante los primeros tres
días, y donde nunca apareció su ayuda.
Tres días y 75 mil vacunas después, la gente del encargado
de la alcaldía se acordó que podía colaborar en algo con la sociedad que lo
eligió nuevamente, algunos dicen que estaba de vacaciones, no nos queda claro.
Pero lo cierto es que, en un claro desdén para su gente, nunca se preocupó por
ayudar a que fuera la gente de Xochimilco la que recibiera esas primeras 75 mil
y pico de vacunas que se colocaron en los primeros tres días.
Hoy, según los cálculos que se hacían, de las poco más de 90
mil vacunas, solo quedarían cerca de 15 mil, ya que la propia Secretaría de
Salud de la CdMx afirmó que el primer día se habían colocado más de 26 mil, el
segundo más de 23 mil y el tercero poco menos de 25 mil.
"Me tocó Pfizer todavía", salió muy contenta una
chica de unos 19 años, con su comprobante en la mano. La mala noticia es que no
era de Xochimilco, pero eso ya era lo de menos. Mientras los jóvenes se
vacunen, que sean o no de la ex delegación ya es otra cosa. ¿o no?
"Tengo familiares que se apellidan Xolalpa y esperaron
pacientemente a que les tocara el último día que anunciaron y por estar
esperando ahora ya no les va a tocar Pfizer, sino Sinovac. No tengo problema
con eso, pero de haberse respetado las reglas que ellos mismos pusieron no
tendrían por qué recibir otra vacuna que no fuera Pfizer, solo porque dejaron
entrar a miles de personas que no eran de la delegación los días antes de que
les tocara", nos dijo Fernando, un señor que esperaba a sus dos hijos de
18 y 20 años a que salieran del recinto.
La queja vino porque cerca de las 13 horas, las personas que
iban saliendo avisaban la mala noticia. "Ya no hay Pfizer, se acabó. Nos
están poniendo la Sinovac". La decepción fue grande, tanto que para las 14
horas ya no había fila.
Para esa hora, se podía ir y estar a unos 50 metros de la
entrada principal. Todo mundo iba por la Pfizer, de hecho, esa fue una de las
problemáticas más grandes. La gente quería esa vacuna.
Según el calendario que se dio a conocer por parte de la
CfMX mañana lunes 23 de agosto le tocaría las personas cuyos apellidos
comienzan con las letras S, T, U, V, W, X, Y y Z “y rezagados”, pero (a menos
que haya una disposición esta noche) deberán recibir Sinovac, porque nunca hubo
orden y disciplina entre los chavos, pero tampoco don de mando entre las
autoridades para que les alcanzaran las de Pfizer.
“Fueron cuatro días
de mucha presión para todos aquí dentro, hubo gente del equipo que se desmayó
por la cantidad de gente que llegó, pero eso no le importaba a la gente. Ella quería
que se le pusiera la vacuna de Pfizer, incluso hubo gente que revisaba los
frascos, nos los quitaba de la mano para checar que fueran de ese laboratorio,
fue muy estresante y no faltó personal”, reconoció una chica del personal, quien
nos pidió guardar el anonimato.
Nuestra fuente aseguró que hubo momentos en los que “querían
dejar todo y salir corriendo”. “Entre la lluvia de ayer la cantidad d gente que
vino, la presión que tuvimos de parte de nuestros supervisores, la gente que
vino con una actitud muy fuerte. Les pedías que se formaran y nadie se movía.
He estado aquí durante todo este periodo de vacunación y creo que los chicos
que vinieron esta semana son los peores, nunca me imaginé que fueran tan
groseros e irrespetuosos. No todos, debo aclarar, que hubo gente muy linda, que
nos trató muy bien, pero de vacunar adultos a vacunar chicos, me quedo con los
adultos”, aseguró.
Ya para las 16:30 horas cuando comenzó el cierre, no había
un alma en el deportivo. La gente dejó claro que sí hay diferencia entre
vacunas. No es lo mismo una que otra.
El cierre fue diferente a otras menciones, no hubo amenazas,
no hubo gritos en los magáfonos y todo porque ya no había fervor por ponerse la
vacuna. Mañana, mañana seguramente será un día de calma, un día común, con una
vacuna común. ¿Qué por qué se reunió tanta gente para recibir esa vacuna? No se
sabe, todas funcionan, en mayor o menor medida, pero lo cierto es que dejó en claro
que el capitalino hace lo que sea, cuando se trata de sentirse mejor que el de
enfrente, pagar, comprar comprobantes de domicilio apócrifos, llegar con el
dinero e la mano.
Porque dos cosas quedaron claras, esa tan mencionada
tolerancia entre la sociedad no existe, esto sigue siendo como en los años 80, “primero
yo, y luego yo”, cero resiliencia, cero comprensión, cero generosidad y la
otra, que la ayuda siempre funciona, pero cuando se da de corazón, no cuando se
exisge desde el gobierno central.
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